Las sesiones post boda naturales o en espacios abiertos de playa o montaña constituyen un recurso muy habitual en los reportajes nupciales. Sin embargo, aunque frecuente, no es una solución única para este tipo de sesiones. Hay novios y profesionales de la fotografía de bodas que prefieren realizar las sesiones de después de la boda en otro tipo de espacios. Por ejemplo en exteriores urbanos o en entornos monumentales, ya sea en templos o lugares históricos o de arquitectura impactante. E incluso en interiores. No obstante, los paisajes naturales y las vistas imponentes siguen prevaleciendo como la opción preferida por la mayoría como marco para las sesiones post boda.
La ventaja de trabajar como fotógrafo de bodas en Gijón – ya lo hemos dicho varias veces – es la disponibilidad de entornos naturales impresionantes casi a tiro de piedra. Bien en la misma villa gijonesa o a muy poco tiempo de ella. Las perspectivas más buscadas por los fotógrafos nupciales para este tipo de sesiones incluyen la playa y el mar o bien la montaña y toda la magia que la envuelve.
Ahora bien, contar con una buena localización para realizar la sesión posterior a la boda no basta por sí mismo. Es esencial añadir algunos elementos más a la ecuación para conseguir unos resultados dignos de incorporarse al reportaje nupcial con todos los honores. Y es que no hay que olvidar que las fotos que se obtienen en estas sesiones son las que proporcionan más libertad al fotógrafo a la hora de desplegar su creatividad y habilidad profesional. Y también las más apreciadas generalmente por los novios.
Algunas claves para que las sesiones post boda naturales den el mejor resultado
A continuación vamos a examinar algunos pequeños secretos para conseguir los mejores resultados en las sesiones post boda. Se trata de consideraciones que el fotógrafo del evento ya suele tener presente. Por eso el mejor consejo es dejarse asesorar siempre y tener en cuenta las recomendaciones del profesional, aunque aquí las preferencias de los novios también deben ser tenidas en cuenta y respetadas.
elegir la hora adecuada
Las horas vespertinas y próximas al crepúsculo son reconocidas como las más idóneas para la fotografía de exteriores en general. Se trata de la llamada “Golden Hour” de la que también hemos hablado aquí en ocasiones. La razón es que permiten la incidencia de los rayos de sol en un plano horizontal a diferencia de lo que ocurre en las horas centrales del día. Y esto permite una iluminación global de las figuras de los novios y jugar con sus sombras en un ángulo más favorecedor. Además, la luz solar filtrada por la atmósfera de manera más oblicua ofrece matices de púrpura y dorado, más ricos y suavizados respecto a la intensidad del sol a mediodía. Y es que en las horas vespertinas el aire suele permanecer más límpido que en las posteriores al amanecer, en las que existe el riesgo de una atmósfera difuminada por las nieblas matutinas.
no forzar los posados
Si bien es tradicional que las sesiones post boda incluyan posados y posiciones más estudiadas de los novios, no deben forzarse. Incluso tras asignar una pose o postura específica el fotógrafo debe jugar con la espontaneidad y estar atento al momento en que esta surja. Un excesivo hieratismo o rigidez puede restar autenticidad a las fotos de la sesión. Dejar libertad a los novios, puede aportar frescura y naturalidad.
Estar atento a las interacciones con el medio
Además de mantener el disparador listo para captar cualquier guiño o sonrisa entre los novios, el fotógrafo también tiene que jugar con lo que tiene alrededor. Ya se trate de una ráfaga súbita de viento, de un rayo de sol entre las nubes, una ola golpeando sobre los acantilados o un fugaz arco iris. Captar esos momentos e incorporarlos a la imagen contribuyen a dotar al reportaje post boda de más vida. Y aportan cierto significado metafórico o simbólico, si se quiere. Ante la mutabilidad de los elementos, los novios permanecen como la figura central. Desafiando al tiempo y a tantas cosas más.
probar encuadres originales
Conseguir un buen paisaje de fondo, en la hora perfecta y con las condiciones de luz y calidad del aire ideales, no es suficiente. Especialmente si no sabemos aprovechar con el encuadre las cualidades de cada momento y las posibilidades de una perspectiva amplia. A veces, minimizar la figura de los novios en medio del paisaje proporciona un efecto amplificador de la importancia de la pareja. Otras veces, será la atención a los detalles, los que producirán un efecto de proximidad e intimidad que puede servir de contrapunto a estas imágenes.
Para aquellos novios que se casen en Gijón o en cualquier parte de Asturias, la suerte está de su parte. Y es que no les será difícil elegir un fotógrafo de bodas pues hay muchos y muy buenos profesionales. Solo tienen que encontrar el que más se adapte a sus gustos.
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