FOTÓGRAFO PARA BODAS EN ASTURIAS:


El conjunto del anecdotario que un fotógrafo para bodas en Asturias llega a atesorar puede resumirse en una frase muy castiza: hay gente pa tó. Entre los profesionales convocados por un evento de esta naturaleza, el fotógrafo ocupa una posición peculiar. Y quizá sea quien esté en mejores condiciones para comparar. Ni el organizador de bodas, ni el florista, ni el hostelero, ni el responsable de cátering, ni siquiera el oficiante, civil o religioso, gozan de una perspectiva más privliegiada. Porque sólo el fotógrafo puede asistir a todos los eventos previos y concomitantes al enlace. Conocer a los novios en el reportaje de pre boda más intimista; o asistir en directo tanto a la ceremonia como al banquete. Nadie está en tantos sitios. Excepto los novios, claro está.

Por eso, para conocer en profundidad los entresijos de cualquier celebración nupcial no hay mejor atalaya que la del fotógrafo para bodas. En Asturias, además, contamos con la proverbial socarronería de los naturales, fuente de interesantes revelaciones. Que si la novia está en estado de buena esperanza. Que si el que lo paga todo es la madre de la novia porque el padre no tiene un chavo. Que si han pedido un crédito para poder pagarlo todo…etc, etc. Sugerentes informaciones todas ellas, aunque difíciles de contrastar. Cuando no, notoriamente falsas.

Todo lo cual, hace posible que a partir del cúmulo de experiencias de un fotógrafo para bodas en Asturias, que ha tenido ocasión de cubrir eventos también en otros lugares de España, se puedan establecer sólidas bases de comparación. Y de este modo valorar dónde están los aciertos y dónde las debilidades de los distintos enlaces. E incluso hacer consideraciones abstractas de lo que sería una boda ideal en la actualidad. O a sensu contrario, cuál sería la boda más kitch, o más pasada de moda.

Teniendo en cuenta el carácter subjetivo de toda opinión, y máxime cuando hablamos de tendencias, hay cosas que saltan a la vista. La creciente ausencia de velos, por ejemplo, es algo que he podido constatar en mis útlimos reportajes. Algo que va camino de consolidarse como tendencia, como pasó con la desaparición del tradicional lanzamiento de arroz en beneficio de los inofensivos (pero indudablemente más caros) pétalos de rosa. A partir de ahí, sacad vuestras propias conclusiones. Por otra parte, en el listado de cosas proscritas, deberían necesariamente incluirse: el color oro rosa, los fotomatones más cutres, las guirnaldas luminosas, las torres de copas de champán, los murales de donuts o los naked cakes. Al menos, esto es parte de lo que dicen sobre tendencias pasadas de moda para bodas en 2018 algunos expertos consultados por Vogue. Vaya usted a saber. Doctores tiene la Iglesia.

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Reportaje de boda en el Hotel Palacio La Magdalena. (Foto: © Juan Llavio)