FOTÓGRAFO PARA BODAS EN ASTURIAS.
En alguna otra ocasión, nos hemos referido aquí a lo apasionante de esta profesión: un trabajo gratificante, sin duda, donde acumulas un montón de experiencias agradables. Como fotógrafo de bodas en Asturias con algunos años de reportajes a mis espaldas, puedo asegurarlo. Tratar con la gente que va a casarse es especial. Personas jóvenes que están dando un paso importante en sus vidas y lo hacen por amor. Es cierto que irradian una luz especial. Quizá sea porque afrontan el futuro con decisión e ilusión, y eso siempre es contagioso.
Por otra parte, ejercer como fotógrafo de bodas en Asturias te permite recorrer esta tierra amable y sorprendente, aún para los que vivimos aquí. Buscar las mejores localizaciones para las fotos de un reportaje post boda, por ejemplo, te brinda muy buenos momento. Antes y durante la sesión. Y existen sitios para todos los gustos. Cerca de Oviedo, el Naranco o rincones como el embalse de Valdemurio, en Quirós, en pleno corazón de Asturias, donde realizamos un reportaje pre boda muy original. En general, la montaña asturiana siempre da mucho juego, como sucedió en el reportaje post boda en la nieve, en el puerto de San Isidro. E incluso a veces, se puede combinar mar y montaña, como hicimos en nuestro último reportaje post boda en el Mirador del Fito, tan próximo a Gijón.
Como fotógrafo de bodas, en Asturias puedes encontrarlo todo. Y es que las posibilidades que ofrecen nuestros paisajes son casi infinitas. A veces, sin embargo, los encargos te llevan a otros lugares. Y entonces descubres que cada sitio puede encerrar un tesoro. Y que puedes dar con excelentes localizaciones casi en cualquier parte. Me traen, por ejemplo, muy gratos recuerdos, los días pasados en San Sebastián para realización del reportaje post boda en el parque de Aiete. En un ambiente lánguido e invernal, la intensidad puede esconderse al otro lado del objetivo. Y asomar cuando menos te lo esperas. Como así ocurrió.
Por otra parte, también están las incontables experiencias que, como fotógrafo de bodas, se viven en los banquetes nupciales. Sea cual sea el lugar de celebración del ágape, la atmósfera tiene algo único. La felicidad que rezuman los invitados es siempre digna de ver, y de fotografiar, y las anécdotas son interminables. Especialmente cuando la euforia se desata, generalmente después de los postres o ya en pleno en baile. Ser testigo de cómo se divierten los demás, puede ser cualquier cosa, pero nunca aburrido.
Además, nunca asistes a la misma boda. Aunque se celebre en el mismo hotel o restaurante. La cuidadosa industria de la organización de eventos, se encarga de personalizarlo todo, y suele hacerlo muy bien. E incluso el fotógrafo de la boda, también puede juegar su papel. El tono del reportaje, vendrá siempre marcado por las indicaciones y los deseos de los novios, y el fotógrafo puede dejar también su sello, como ocurre con los detalles en el restaurante.
Por último, las tareas de edición, para un fotógrafo de bodas, siempre tienen un plus de exigencia. Es más trabajo, que en otras ocasiones, pero las esperanzas de los novios no pueden verse defraudadas. Particularmente pienso que la edición de un reportaje de boda supone un reto. Y como desafío algo que te mantiene vivo y exige lo mejor de tí. Saber que el resultado va a ser examinado con lupa, es siempre un aliciente. Y que si lo es, va a ser duradedo, es un acicate para dar lo mejor de uno mismo.
Y así, se van acumulando experiencias. Todas muy gratas y enriquecedoras. Algo que como fotógrafo para bodas en Asturias no puedo dejar de valorar. Y espero que vosotros también.