BODAS CON NIÑOS. NUNCA ES TARDE

 

 fOTÓGRAFO DE BODAS  EN asturias con niños

Ahora que ya ha pasado la tormenta es inevitable hacer algunas reflexiones al hilo de la enésima boda de la década. En este caso, la boda de Sergio Ramos y Pilar Rubio. Para este fotógrafo de bodas en Asturias resultaría fácil criticar desde la distancia un evento tan fastuoso como documentado gráficamente. Motivos no faltarían, seguramente. Pero no es ese el fin de esta entrada. Al contrario, lo que quiero destacar aquí es uno de los aspectos positivos de este enlace. La presencia de los hijos de la pareja, que hemos visto reflejada en el reportaje publicado por Hola.

Y es que, además de dar el paso de contraer matrimonio una vez formada la familia, la pareja ha sabido integrar a sus hijos en la celebración con naturalidad absoluta. Y por ello han jugado un importante papel en la entrega de las arras y los anillos. Lejos de intentar polemizar por el contraste que supone esto con el hecho de que entre los invitados no haya niños, es un hecho a destacar. La pareja, en cuanto padres, ha querido colocar a sus hijos en un lugar privilegiado en la celebración de su boda. Y es comprensible. Y loable, también.

Recogiendo una inveterada costumbre que atribuye a los niños pequeños el papel de portadores de las arras, quién mejor que sus propios hijos para afrontar ese cometido. Además, no han pretendido sustraerlos a las cámaras de los fotógrafos de la boda. Ni de las de sus compañeros de los medios de comunicación de masas. Buena prueba de ello es la portada de Hola antes mencionada. Lo cual viene a superar un axioma de nuestro tiempo, digno de las tribus más primitivas. Ese tan extendido por el que sacarle una foto a un menor de edad y publicarla viene equivaler casi a robarle su alma.

A lo largo de los numerosos reportajes nupciales que he llevado a cabo como fotógrafo de bodas en Asturias, he podido darme cuenta que la presencia de niños aporta algo especial. Quizás porque sea Asturias una de las regiones de España dónde menos abundan, los niños son muy queridos en general y apreciados en las bodas en particular. Si a la experiencia como fotógrafo de bodas añadimos la de reportajes para comuniones, puedo decir que, en cuestión de fotogenia, donde esté un niño ya se puede quitar cualquier adulto.

El caso es que la frescura que aportan los niños fotografiados en un reportaje de ceremonia, ya sea comunión o boda, es siempre superior. La franqueza de sus sonrisas y el brillo de sus ojos bien merecen la atención del fotógrafo. Por eso cuando un niño anda cerca, conviene que el dedo del fotógrafo esté listo sobre el disparador. No suelen defraudar.

 

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