FLORES PARA MI BODA. CASARSE EN PRIMAVERA EN GIJÓN

FLORES PARA MI BODA. ES EL MOMENTO

Está en el aire. Y no hablamos sólo del amor, como una exitosa serie turca de las que invaden últimamente nuestras pantallas proclama, con permiso de Mr. John Paul Young. Hablamos de la primavera. Una estación ideal para casarse. Al menos esa es la opinión de buena parte de los profesionales del sector nupcial. Y de muchos novios que eligen estas fechas para hacerlo. Y en eso puede coincidir cualquier fotógrafo de bodas en Gijón que haya tenido ocasión de visitar el Jardín Botánico de nuestra ciudad en esta época. La explosión cromática y de formas y olores es apabullante.

Sí, ya sé que los alérgicos no pensarán lo mismo. Pero nunca llueve a gusto de todos. Y en abril aguas mil, dirán otros. Al menos, si hablamos de casarse en primavera en Gijón. Pero esto también forma parte de los encantos de una estación pensada para los enamorados. El aire límpido tras un chubasco primaveral ofrece al fotógrafo de la boda posibilidades de gran lucimiento en exteriores. Y una atmósfera especial.

¿Se puede fotografiar un olor?

Por otra parte, el olor a tierra mojada es distintivo y encantador. Y tiene su propio nombre: petricor. Un evocador neologismo que no le hace justicia. Pues describe algo que todos conocemos con una palabra casi desconocida inventada por dos geólogos australianos en los años 60 del pasado siglo. Pues bien, con esa luz atrapada en el objetivo y con el inefable petricor impregnando el aire, la magia está asegurada. Y además de agarrarse a la memoria olfativa del fotógrafo y de los novios, ofrece a las sesiones pre-boda y post-boda el ambiente de frescura que necesitan para trascender las dos dimensiones.

Y luego están las flores, por supuesto. Su lugar en la iconografía nupcial es más que relevante. Desde la decoración de los bancos de la iglesia o el Ayuntamiento, al papel central que ocupan en el ramo de novia o incluso en su atuendo, en forma de guirnalda, pasando por su presencia en los centros de mesa, en el banquete nupcial. Son pinceladas presentes en la imaginación y las fotos de cualquier boda que se precie.

EL LUGAR DE LAS FLORES. Más importantes de lo que parecen

Desde el punto de vista del fotógrafo de la boda, las flores no pasan desapercibidas. Fotografiar el ramo de boda forma parte de esos rituales de los preparativos tan del gusto de los fotógrafos nupciales. Y el momento del lanzamiento, otro de los hitos tradicionales de todo casamiento, exige una habilidad de encuadre y perspectiva así como agilidad con el disparador, más propia de fotógrafos deportivos o de cazadores de instantáneas que de un mero fotógrafo de celebraciones.

CASARSE EN PRIMAVERA EN GIJÓN

En definitiva, casarse en primavera, es casarse en la estación que enarbola la fertilidad y la renovación como estandarte. Algo muy asociado al matrimonio, incluso como rito de paso. Pero además, es casarse en el momento en que los días empiezan a ser más largos y el sol más presente, aunque sin agobios.

Pues después de algunos años fotografiando bodas en Gijón, he podido llegar a la conclusión de que sólo un auténtico sol primaveral puede hacer justicia al blanco del vestido de la novia. Y es que las gasas, los tules, los encajes y las transparencias parecen reaccionar mejor a una luz directa pero ligeramente atenuada. Lo propio del sol en primavera.

Y el mejor contraste para el blanco, todos lo saben, siempre lo pone el color. En este caso, el color de las flores, de obligada presencia en cualquier boda. Hasta en aquellas que se celebran en invierno. Porque. quizás no el polen, pero el amor sí, puede estar siempre en al aire, con permiso de Mr. John Paul Young.

Para captar los mejores momentos de vuestra boda en fotografías inolvidables podéis contactar por WhatsApp en el número  619 39 19 97 o enviar un correo electrónico a info@juanllavio.com.  

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