EL AMOR ¿ES PARA SIEMPRE?

EL AMOR ¿ES PARA SIEMPRE?

A fuerza de fotografiar bodas uno puede dejarse influir en dos sentidos opuestos. O bien te conviertes en un escéptico redomado o bien en un ferviente romántico. Después de haber asistido como fotógrafo de bodas en Gijón a numerosos enlaces, creo que lo ideal es mantener un sano equilibrio entre las dos posturas. Una de las grandes preguntas que nos asaltan a los que nos dedicamos al mundo de los eventos nupciales es si creemos realmente en lo que trabajamos. La respuesta tiene que ser necesariamente sí. Pero cuando te planteas una de las grandes cuestiones acerca del enamoramiento y las bodas, surgen las primeras dudas. Porque el amor ¿es para siempre? 

¿amor sin ataduras?

Parece bastante razonable deducir que tanto el amor, como el matrimonio no pueden concebirse como una condena a cadena perpetua. Es cierto que casarse incorpora un compromiso a nuestra decisión, pero no es menos cierto que este puede verse dispensado según los casos. Y ahí está la cuestión. ¿podemos sentirnos desvinculados por cualquier motivo de unas promesas realizadas en un momento de apasionamiento o sin verse sometidas a la cruda prueba del tiempo? ¿qué significa que se acaba el amor? ¿se acaba o dejamos que se marchite?

compromiso renovable

Para todos aquellos que sostienen que el amor es un compromiso que se renueva diariamente no puedo evitar la comparación con la dedicación a la milicia. Quien se incorporaba a filas firmaba por unos años con opción de reenganche. Es decir, si me gusta o no tengo una salida mejor continuo y si no, lo dejo.  El amor puede vivirse como algo efímero pero valioso. O como algo sólido y perdurable. Pero en ambos casos requiere una decisión y acto de voluntad.

entrega a una vida en común

Sea como sea , y después de muchos reportajes de boda, y de haber conocido a toda clase de novios, la conclusión es que no hay conclusiones. El amor, como emoción o sentimiento, sigue siendo un misterio. ¿Por qué surge? ¿En qué hunde sus raíces? ¿por qué se marchita? A lo máximo que puede alcanzar un fotógrafo de bodas, después de haber fotografiado a tantas parejas es a buscar un común denominador en las intenciones que tiene la gente al casarse. A mi modo de ver hay dos bastante habituales. Cuando los novios acuden a formalizar su unión lo hacen trascendiendo su propio yo con una clara y generosa intención: darse a otro, en el sentido de fundirse con él para empezar una vida en común. Parecen decir que prefieren olvidarse de sí mismos, dado el tiempo que dedican a pensar en el otro. Una entrega que el tiempo atempera pero que permanece habitualmente en el fondo de las relaciones que se asientan sobre bases sólidas.

exclusividad de la oferta

La otra cara de la moneda, en la que se traduce esa entrega es la promesa de fidelidad. Es decir, de brindar en exclusiva ese amor a la persona elegida. Porque eso es lo que significa. Que es alguien diferente y digno de ser distinguido con nuestro amor frente al resto. Esto implica también ciertas renuncias. Y puede que sea un concepto algo anticuado pero sigue estando en la base misma de todas las relaciones estables de pareja, sean o no casados.

Estas son las reflexiones de un fotógrafo de bodas en Gijón, con unas cuantas bodas a sus espaldas.  Compartirlas con vosotros no las hace más valiosas, pero no hacerlo las haría menos. Podéis contactar conmigo a través de WhatsApp en el 619 39 19 97 o enviando un correo electrónico a: info@juanllavio.com. 

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