FOTÓGRAFO DE Bodas en asturias

¿Los polos opuestos se atraen?. Puede ser. Después de asistir, a la magnífica boda del Príncipe Harry y Megan Markle, como forzado espectador de reseñas mediáticas del evento, este humilde fotógrafo de bodas en Asturias tiende a pensar que sí. En este caso, además, se dan varias dicotomías. El príncipe y la corista, el pelirrojo y la mulata, el británico y la americana.

Son todo clichés, de acuerdo, pero no por ello dejan de ser aplicables al caso. Una prueba evidente, en definitiva, de que el mito de la media naranja está de capa caída. Pues parece que un impulso atávico nos inclina más bien hacia el exotismo de medio tomate kumato o a mezclar manzanas con granadas. Una brújula ineqúivoca  para ayudarnos a encontrar la pareja perfecta.

Para un fotógrafo de bodas, la opción está clara. Cuánto más diferente sea una pareja de novios, tanto en lo físico como en lo espiritual, mejor. Habrá muchas más posibilidades, desde el punto de vista de la fotogenia, de sacar partido al reportaje nupcial. Algo que ya empieza a vislumbrarse en los primeros encuadres de las sesiones preboda. El serio, ella sonriente; o ella tímida y él algo más desenvuelto, siempre dan mucho más juego para lograr poses naturales y captar instantáneas divertidas.

Puedo decir que he asistido como fotógrafo de bodas en Asturias a muchas más parejas diferentes que al contrario. Y la química siempre ha sido mejor cuanto más heterogénea era la mezcla. Ya lo decían los franceses con aquello de “vive la difference!”. O de manera algo más ruda, Jose Luis Rodríguez “El Puma”, al cantar que “todo negro pelo recio, con rubia se ha de casar, para que vengan lo hijos con algo más del pavo real”. -Con perdón de la cita.

La atracción de los polos opuestos, parece entonces más que una ley física. Los ejemplos son muchos. Y este fotógrafo de bodas en Asturias puede decir ya que ha visto de todo. Parejas tan diferentes entre sí como el día y la noche. Enlaces que rozan lo inexplicable. Y hasta alguna boda mixta sportinguista-carbayón.  Vivir para ver.